Ubicado a tan solo una hora de Sevilla capital, El Pedroso se alza como uno de los municipios con más carácter e historia de la Sierra Norte de Sevilla. Este pintoresco pueblo no solo es la entrada natural a un paraje de dehesas, ríos y bosques, sino también un testimonio vivo de siglos de historia, cultura y tradición.

Orígenes antiguos: del mundo romano a la Edad Media

Aunque los primeros vestigios de ocupación humana en la zona se remontan al Neolítico, con presencia documentada de asentamientos megalíticos, es con la llegada de los romanos cuando El Pedroso empieza a adquirir un carácter más definido. La comarca era rica en minerales —especialmente hierro y cobre— y formaba parte de una red minera que abastecía al Imperio Romano. De hecho, la propia etimología del nombre “El Pedroso” podría estar vinculada a estas características pétreas del terreno.

Con la caída del Imperio, la zona fue testigo del paso de visigodos y, más adelante, de los musulmanes, quienes dejaron su huella en la arquitectura rural, en las formas agrícolas y en los sistemas de canalización del agua.

Reconquista y consolidación cristiana

El Pedroso fue definitivamente incorporado a la corona castellana en el siglo XIII, durante el reinado de Fernando III El Santo. Desde entonces, comenzó una etapa de repoblación cristiana que dio forma a la estructura urbana actual: calles empedradas, casas blancas con tejas de barro y una plaza mayor en torno a la cual se articulaba la vida del pueblo.

Durante los siglos XV y XVI, El Pedroso creció como un importante enclave agrícola y ganadero, beneficiándose de su ubicación estratégica entre Sevilla y Extremadura. También comenzó a perfilarse como un lugar de descanso y paso para comerciantes y viajeros.

Siglos de transformación: minería y modernidad

En el siglo XIX, El Pedroso vivió uno de sus momentos más vibrantes con la llegada de la industria minera moderna. Las minas de hierro, especialmente en la zona de Las Cañas y El Robledo, atrajeron inversión extranjera y dieron empleo a buena parte de la población. Se construyó una estación de tren en 1877 que conectaba el municipio con Sevilla y Extremadura, facilitando el transporte de minerales y personas, y dando un impulso sin precedentes a la economía local.

Este auge minero duró hasta bien entrado el siglo XX, pero, tras el cierre progresivo de las minas, El Pedroso se reinventó una vez más, esta vez apostando por un modelo más sostenible basado en la agricultura, la ganadería y, sobre todo, el turismo rural.

El Pedroso hoy: naturaleza, historia y autenticidad

Hoy en día, El Pedroso es un destino muy valorado por quienes buscan desconectar del ritmo urbano y sumergirse en la belleza de la Sierra Morena sevillana. Sus calles tranquilas, su iglesia parroquial de estilo mudéjar, sus senderos naturales, y sobre todo el calor humano de su gente, hacen de este pueblo un lugar con alma.

El municipio forma parte del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla y es punto de partida ideal para actividades como senderismo, cicloturismo o avistamiento de aves. Además, eventos como la Feria de Muestras y las fiestas patronales en honor a San Sebastián mantienen viva una rica tradición cultural.

Una puerta con historia

Con casi mil años de historia documentada, El Pedroso es mucho más que un punto en el mapa: es la puerta que se abre a un mundo de naturaleza virgen, historia profunda y cultura viva. Un lugar donde cada piedra, cada camino y cada mirada cuentan una historia que merece ser escuchada.